Читать книгу Cómo hicimos el 17 de octubre онлайн

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Esos nadies provienen del interior profundo en algunos casos, como lo acusan sus rostros, pero insoslayablemente el inicio de su marcha es ese gran Buenos Aires, hábitat natural del “cabecita negra”. Allí se radicaron las grandes masas de la migración interna, lo que siguió ocurriendo con el tiempo. El conurbano es siempre, y a pesar de la clase media que vive allí, la zona de transición entre la civilización y la barbarie. Allí brota lo profundo de la argentinidad, y de la patria grande, engarzado con costumbres urbanas, aunque siempre en modos ásperos y formalmente incorrectos. Es el sitio de lo irresuelto, lo que la historia sigue aun demandando para hacer real la justicia. Es el cono de sombra, donde no se quiere ver que la frazada no alcanzó para todos. Esa es la fuerza simbólica del 17 de Octubre, cuando ese gran Buenos Aires repleto de cabecitas entró de modo contundente, digno, altanero, voraz, irredento, en la ciudad que mira eternamente a Europa. Y esa irrupción fue para disputarle quién manda: si las luminosas minorías de privilegio o las mayorías oscuras.

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