Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн
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La reacción internacional ante el primer discurso del rey fue positiva. Tanto fue así, que acto seguido, desde el día 25 se recibieron telegramas de adhesión junto con peticiones de amnistía, sospechándose en los medios informativos que ya existía un borrador con el decreto de indulto. Finalmente, aunque no resultó lo esperado, el día 26 de noviembre se decretó el primer indulto real, donde todas las penas de muerte fueron conmutadas, llegando la gracia a la extinción total de las condenas de hasta tres años y parcialmente las superiores.
Ante este nuevo aire de apertura, el comunicado oficial proveniente de las Cortes franquistas ponía cada cosa en su sitio, dando a entender las dificultades que se habrían de superar: «No se inicia un nuevo régimen, sino una nueva etapa bajo la Monarquía»471.
Los conflictos laborales y universitarios continuaban su curso ascendente en toda España como un síntoma inequívoco de que el cambio político no afectaba, al menos a corto plazo, a los problemas económicos del país. En Santander, una semana después de la muerte del Caudillo, cuatro mil trabajadores de la empresa General Española del Caucho, seguían encerrados472. Y, mientras tanto, la crisis del Sahara Español iba entrando en la fase terminal. En efecto, el 28 de noviembre las tropas marroquíes entraron en la ciudad de Smara precipitando la ocupación, y el 12 de diciembre ya estaban en El Aaiún. El general Gómez de Salazar, responsabilizando en cierta forma al Frente Polisario, pronunció una de sus últimas frases gloriosas: «España tiene la conciencia tranquila»473.