Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
10 страница из 139
– Lo que no entiendo es como podréis mantener tal cantidad de árboles y plantas – continuó con curiosidad Isabel.
El rey confesó que se había ocupado personalmente de la llegada de numerosos jardineros holandeses que estaban considerados como los mejores del mundo en aspectos relacionados con el paisajismo.
Felipe II, pensaba que su amante disfrutaba con el tema de conversación, aunque no imaginaba la verdadera razón. Así que, estimulado por el aparente interés de Isabel, aprovechó para continuar con su disertación. En ella dejaba traslucir su pasión por la arquitectura y la jardinería clásica que había surgido en el Renacimiento italiano, a la que el mismo complementó con la riqueza floral típica del mundo inglés, germánico y sobre todo flamenco. Explicó como, por ejemplo, había transformado el Palacio de Valsaín en una hermosa casa de campo rodeada de bosques. También relató como sus ideas las puso en práctica en primer lugar en el Palacio del Pardo, en el cual cambió el techo al modo de Flandes, para lo cual llegaron carpinteros flamencos expertos desde aquel país para ejecutar la remodelación.