Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
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A continuación y con la mirada cautiva por la belleza de Isabel, Felipe II le comunicó que estaban a punto de concluirse algunas obras del monasterio. De esa forma, antes de lo esperado, se facilitaría el acomodo de los monjes y la familia real en una parte del magno edificio.
– Así que es muy probable, que la reina no vuelva por este lugar. Y los monjes sólo vendrán durante periodos muy concretos para su relajo.
Isabel no cabía de gozo ante la buena nueva que el rey le había comunicado. En ese momento, estaba más segura que nunca de que sus planes de aumentar su influencia en el monarca seguirían creciendo día a día.
Efectivamente en 1567, concluyeron las obras de áreas del monasterio lo suficientemente amplias como para albergar al monarca junto con una parte de su corte, las caballerizas y por supuesto a los monjes jerónimos, quienes se trasladaron desde el Parque de la Fresneda. Dos monjes quedaron en la Casa de los Frailes para mantenimiento de la misma y así poder recibir a otros hermanos que cada año en primavera y otoño se recluían allí, para el obligado descanso de sus actividades religiosas.