Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн

16 страница из 139

– No os atormentéis Majestad – intervino el prior de los jerónimos -. La razón de su muerte es otra, y lo digo por las numerosas conversaciones que mantuve con Juan Bautista. En más de una ocasión, me confesó que su alma murió el día que le dieron la noticia del naufragio del buque que traía desde Nápoles a su mujer y sus hijos. Además, también insistía a menudo en que el trabajo era la mejor distracción para olvidarse de la pena que le estaba consumiendo en vida.

– Bueno – continuó el monarca -, en todo caso nos apremia encontrar a alguien que ocupe el lugar de nuestro arquitecto. Necesitamos una persona que, teniendo los conocimientos técnicos necesarios para liderar esta obra, esté a la vez imbuido del estilo de Juan Bautista.

– También debe ser alguien que conozca perfectamente el lugar y a los diferentes grupos de oficios y artesanos que actualmente laboran en el monasterio – anotó el prior de los jerónimos -. Debe haber pocas personas que cumplan con esos requisitos

– Majestad – intervino el secretario Pedro de Hoyo -, si me permitís creo que conozco al candidato más adecuado.


Правообладателям