Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн

103 страница из 139

– ¡Pero Juanito hijo! – exclamo la mujer totalmente sorprendida - , si ya eres más alto que tu padre. Estás hecho todo un hombre, pero sigues teniendo la misma cara de niño bueno que parece que nunca ha roto un plato.

Joaquina tuvo que empinarse y Juan agacharse, para recibir un par de sonoros besos y las correspondientes carantoñas de la guardesa para expresar el inmenso cariño que sentía hacia quien había conocido siendo un niño, y que ahora se había convertido en un joven espigado.

Habían transcurrido más de diez años desde la última vez que Juan había ido a pescar a la Granjilla con su abuelo, un prestigioso profesor de historia, que murió de un infarto ese mismo día mientras sostenía la caña de pescar. Por esa razón, Juan que por entonces acababa de cumplir doce años quedó tan afectado que no había querido volver a ese lugar. Aquel suceso también influyó en la decisión de Juan de convertirse en historiador.

Desde muy pequeño comenzó a acompañar a su abuelo los días previos de preparación al día de pesca. Al amanecer se acercaban al campo, removiendo la tierra en lugares húmedos para recolectar gusarapas y lombrices rojas que Juanito se encargaba de introducir en frascos de cristal, con la tapa metálica agujereada para permitir el paso de oxígeno suficiente y así, mantener el cebo con vida hasta que se convirtiese en el alimento trampa de los peces.


Правообладателям