Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
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– Pues ya verás – sentenció Joaquina dirigiéndose a Juan - como doña Mercedes te va a ilustrar sobre todo ello, porque nadie mejor que ella conoce la historia de La Granjilla.
La guardesa, cogía la mano de Juan y le daba golpecitos en el hombro, no pudiendo refrenar la predilección que siempre había sentido por ese niño, sin terminar de aceptar que ya se había convertido en todo un hombre.
– Si van a pescar, vayan por la orilla norte del estanque grande, que es donde últimamente mejor pican las carpas – recomendó Amalio -, ahora Joaquina avisará a doña Mercedes que más tarde irán a visitarla.
Después de las despedidas y parabienes habituales, padre e hijo reiniciaron su andadura por la senda del camino principal de la finca hasta llegar a un estanque pequeño desde donde se adentraron por un sendero angosto que discurría entre fresnos para desembocar finalmente en un lago conocido como el estanque grande, el cual se desplegaba en toda su magnitud, iluminado en su dimensión más larga por el primer sol de la mañana que asomaba por el este.