Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн
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– Perdonad Majestad – dijo Isabel sin ocultar su enojo -, pero ya sabéis que no estoy dispuesta a perder a mi único hijo en el campo de batalla y menos aun si la batalla se desarrolla en el mar, donde si algo le ocurriese, nadie sería capaz de recuperar su cuerpo para darle, siquiera, cristiana sepultura.
Tras su contundente respuesta, la mujer hizo una nueva reverencia ante el monarca y se retiró sin más. El rey por su parte y a pesar del desaire de la dama, no lo tomó en cuenta olvidando cualquier tipo de represalia. Sin embargo, en su interior lamentó profundamente que su hijo varón de mayor edad no fuese partícipe de la gran empresa que se disponía acometer.
Esa gran empresa no había sido necesaria anteriormente, ya que desde la Batalla de Lepanto en 1571, la supremacía naval del Imperio Español fue incuestionable durante años. Sólo era perturbada ocasionalmente, por los intermitentes aguijonazos que los piratas ingleses intentaban infligir a las flotas, cuando éstas regresaban a España con los tesoros procedentes de las colonias en América. No obstante, con el tiempo, la actividad pirata fue incrementándose hasta tal punto, que los continuos ataques de Francis Drake y el apoyo de Isabel I a los rebeldes de los Países Bajos, empujaron a Felipe II a tomar la decisión de invadir Inglaterra.