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Don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, que era el mayor experto naval del Imperio y Alejandro Farnesio que comandaba por aquel entonces los Tercios de Flandes, presentaron al rey el plan de invasión de la isla con 30.000 hombres de Farnesio, que debían cruzar el Canal de la Mancha en barcazas custodiadas por la Gran Armada.

Desafortunadamente, unas fiebres tifoideas acabaron inesperadamente con la vida del marqués de Santa Cruz, por lo que tuvo que ser sustituido apresuradamente como comandante de la Gran Armada por Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia. El nuevo comandante, pese a haber demostrado una gran eficiencia en tierra y contar con amplios conocimientos teóricos en materia naval, carecía de la experiencia suficiente para liderar la gran cruzada que su rey pretendía.

El duque, consciente de sus limitaciones, solicitó varias veces ser relevado de la misión que le había sido encomendada. Sin embargo, otras tantas veces, su solicitud no fue acogida por el rey. Por consiguiente, el 20 de mayo de 1588, tuvo que hacerse a la mar desde el puerto de Lisboa al frente de una armada compuesta por 127 navíos.


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