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–¿No sabes qué ruta iba a seguir la manifestación del Poli?

–No, pero creo que pensaban detenerse en el Monumento a la Revolución –respondí.

–Vamos a asomarnos.

–Ya es muy tarde, mejor da vuelta en Florencia.

Que si había ido a La Ciudadela. Hoy no, pero otros días sí. Y que cómo estaba. Ocupada por los granaderos en todas partes; además seguían provocando a los estudiantes y a quienes lo parecieran. Sí, había leído la protesta publicada por el director de la voca 5. Alrededor del «Reloj Chino» el tráfico estaba congestionado y por todas las calles que atraviesan Bucareli los encuentros eran frecuentes. Casi toda la zona estaba cubierta de piedras y vidrios. Al doblar una esquina se topaba uno con un batallón de granaderos que cerraba la calle.

–Pues en todos los periódicos les siguen echando leña a los estudiantes y vagos que agreden a la policía.

–¿Y qué esperabas?

–¿Pagas el estacionamiento?

–Yo por qué, el carro lo traes tú. Además en la calle hay lugar.

–Bueno, yo lo pago; pero tú disparas los refrescos.


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