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–Pues resulta –empezó a decir De la Vega– que mi papá vio una vez que la banqueta que estábamos haciendo (porque antes no había ni banqueta) era muy alta, y pensó…
–¡Ya ves! –protestó también Zama–. ¡Mira lo que has hecho! Ya nadie lo calla. ¡Eres un provocador!
–«…Cuando acabe la casa podré empezar a juntar para comprar un carro, y sin una subidita…»
–¡Ya cállate!
–¡Qué educación! Yo sólo hacía el intento de...
–¡El desorbitado intento! –dije y me reí solo. Los demás me veían sin entender–. Perdón, me equivoqué de auditorio. Es una frase de otro sitio.
–Seguramente del «pre» –dijo De la Vega.
–¿El «pre»? –interrogó Zama.
–Sí, hombre, el «pregrupo»: Raúl, Pino, Gamundi, este pinche De Alba, el Búho, Guevara, etcétera. Pero, ¿qué era «eso» que decías, que-ri-do? Termina.
–¿Así que no conoces la frasecita? ¡Por fa-vor! ¡Hay que leer a Unzueta! Resulta que cuando salió ¿Revolución en la revolución?, Unzueta le respondió a Debray y entre otras cosas decía en su repuesta que Debray «hizo el desorbitado intento de oponerse a los partidos comunistas».