Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

145 страница из 166

Cada palabra venía con una entonación perfecta, varonil. Susan se quedó estática; lo miraba, no sabía si era bueno o malo lo que ha­bía hecho Santiago. Pensó que habría sido malo en la época de su es­poso, pero ahora con Juan Lucas...

–Darling, ¿qué vamos a hacer?

–Vamos a esperar –respondió Juan Lucas–. Si regresa y el carro no huele a perfume de muchacha, entonces sí que no dejaremos que se lo vuelva a robar.

–¡Tenía una cita! –gritó Bobby, que había estado todo el tiempo por ahí.

Carcajada general, todos se reían y se llevaban copas a los labios, Susan volvía a acomodarse el mechón de pelo. Era la vida feliz con Juan Lucas y sus amigos, ahí estaban los preferidos, los que sabían vivir sin problemas. Ahí estaba también el arquitecto seleccionado para la nueva casa. «No es un mal chico», pensaba Susan, «pero está demasiado en los grupos en que estoy. No sé si podrá beber como los otros».

A Julius ya lo habían acostado y le habían apagado la luz. Estaba tratando de dormir un poco antes de que los invitados salieran al jardín. Como siempre, después de la comida, los invitados pasarían a la terraza y beberían hasta las mil y quinientas. Habría música y baile. Aunque se durmiera, pues, la música y las carcajadas lo despertarían más tarde. No le quedaría más remedio que asomarse a la ventana. Por ahora podía descansar un rato, recién estaban bebiendo los aperitivos.

Правообладателям