Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

18 страница из 166

Sus ojos le van descubriendo dos mundos o un mundo único partido en dos, el de los criados y el de la familia. Se trata de un paisaje descrito sin dogmas, sin rencores pegajosos, sin maniqueísmos, simplemente una contraposición y la mirada infantil de Julius que descubre las cosas como son, las tensiones entre los habitantes de una vida color de rosa y los viajeros de tercera clase.

La vida color de rosa de la oligarquía peruana está representada por Juan Lucas, Susan, los hermanos y su círculo de amistades. «Carcajada general –escribe Bryce Echenique–, todos se reían y se llevaban copas a los labios, Susan volvía a acomodarse el mechón de pelo. Era la vida feliz con Juan Lucas y sus amigos, ahí estaban los preferidos, los que sabían vivir sin problemas». El padrastro de Julius es un buen representante de este tipo de vida, siempre vestido para la ocasión, siempre devorador y seguro de sí mismo, poco dispuesto a que alguien le amargue un aperitivo y sin otra preocupación que la de cumplir su voluntad y aprovechar deportivamente la existencia. Los jóvenes se identifican con él, lo envidian, y él los ayuda a ser varoniles, a empaparse con una buena borrachera a tiempo y a conquistar a las mujeres. Su forma de mirar es muy distinta a la de Julius, porque el padrastro golpea con la mirada. Hay mundos y mundos, ojos y ojos: «Los ojos del maître reflejaron cierta satisfacción: había cautivado al hijo de los señores pero los ojos de Juan Lucas apagaron ese reflejo: había abierto mil botellas, había visto abrir cuarenta mil: que se dejara de alcahueterías, que se apurara con lo demás, todo dicho con la mirada».

Правообладателям