Читать книгу Un mundo para Julius онлайн
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Terminado el desayuno, Susan empezaba una larga serie de llamadas telefónicas y Vilma partía con Julius rumbo al huerto, a la piscina o a la carroza. Pero, por una vez, Julius no esperó que Vilma lo cogiera de la mano; se le anticipó y salió corriendo detrás de Celso que bajaba con el azafate. «¡Enséñame la caja! ¡Enséñame la caja!», le iba gritando, mientras el otro se le alejaba en la escalera. Por fin lo logró alcanzar en la cocina y el mayordomo-tesorero aceptó mostrársela no bien terminara de poner la mesa, porque sus hermanos ya no tardaban en llegar del colegio con hambre. «Vuelve en un cuarto de hora», le dijo.
–¡Cinthia! –gritó Julius, apareciendo en el gran hall de la escalera.
Como todos los días, Carlos, el chofer negro-uniformado-con-gorra de la familia, acababa de traerlos del colegio y ahora subían a saludar a su mamá.
–¡Orejitas! –exclamó Santiago, sin detenerse.
Bobby no volteó a mirar; en cambio Cinthia se había quedado parada en el descanso de la escalera.
–Cinthia, Celso me va a enseñar la caja del Club de los Amigos de Gua...