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—¡Idris! ¡Megisto! –exclamó Maki a la distancia, percibiendo la tensión que se había generado entre el alquimista y el joven hechicero–. Sepárense.
—¡Maestro! –replicó Idris–. Megisto estaba intentando…
—No me interesa, Idris –respondió, tozudo–, he dicho que se separen.
—Maestro, usted no entiende, vi a Megisto…
—Interrúmpeme una vez más y te mataré, Idris –declaró Maki, molesto–, les he ordenado que se separen y eso es lo que harán. Deben terminar de asignar las tareas a los exploradores.
Idris apretó los dientes y bajó la mirada.
—Así será, maestro –alzó la voz Megisto en el momento en que se alejaba y, desde la oscuridad de sus vestiduras, le enseñaba a Idris la más mefistofélica de las sonrisas–. Así será.
Capítulo 8
Sinergia
Finalizado el concilio druida, mientras la gente se desconcentraba lenta y silenciosamente, las miradas de Vricio y Sedian se encontraron. Los dos sabían que a pesar de sus diferencias tendrían que, una vez más, pelear hombro con hombro. La situación así lo exigía.