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La Carta Municipal de Barcelona recoge también la figura de los Decretos de la Comisión de Gobierno, tanto de carácter organizativo como de ordenación social, en este caso en desarrollo de las ordenanzas; y los Decretos del Alcalde tanto en materia organizativa como de ordenación social, en este caso también en ejecución y desarrollo de los reglamentos y ordenanzas aprobados por el Consejo Municipal (Pleno). Sin embargo, reconduce correctamente los bandos del Alcalde a los de necesidad y a los de significación no normativa. En cambio, en las demás ciudades a las que se aplica el régimen de los municipios de gran población, la Junta de Gobierno Local sólo tiene competencia para aprobar proyectos de normas municipales cuya aprobación final compete al Pleno, con excepción de los instrumentos de planeamiento de desarrollo del planeamiento general no atribuidos al Pleno que sí son competencia de la Junta [artículo 127.1. d) LRBRL].

Por último, sus Leyes de creación pueden atribuir potestad reglamentaria a entes institucionales de naturaleza pública, especialmente las Autoridades independientes, aunque los entes institucionales como regla no tienen potestades normativas. Reglamentos que tienen la denominación de circulares (tema del que ya nos hemos ocupado), y que en algunos sectores económicos son de la máxima importancia.

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