Читать книгу La soportable gravedad de la Toga онлайн

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Resulta que cuando el abogado se defiende así mismo padece eso que los oculistas llaman “visión en tubo”, es decir, tiende a poner el foco en aspectos concretos ceñidos a la experiencia propia, perdiendo la perspectiva de quien, ajeno al conflicto vivido, toma distancia para ampliar el campo de visión abarcando todos los aspectos de la discusión, incluso aquellos tangenciales.

Por eso en ocasiones el cliente discrepa del abogado y viceversa, porque ambos tienen visiones distintas del problema, considerando uno que se relativiza determinada información y el otro que se exageran ciertos detalles. Esa diferencia de criterio cuando se complementa es lo que enriquece la línea de defensa por el intercambio productivo de ideas, pero cuando no es así produce clamorosos desencuentros.

Aun siendo consciente de todo esto se preguntarán porqué entonces asumí mi propia defensa. Se trataba de una cuestión de honor, sí, de eso que en la época de los duelistas llenaba de honorables los camposantos. De honor porque al negarme el pago me negaban el trabajo hecho, lo que traducido en dinero se llaman honorarios. Espero que el juicio de hoy no termine como el de Sócrates, otro que también se defendió así mismo y terminó bebiendo la cicutassss1. Yo al final lo que tomé fue un reconfortante café con la procuradora, esa amiga que te dice siempre lo bien que lo hiciste.

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