Читать книгу Violencia de género: retos pendientes y nuevos desafíos онлайн

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– “Los que dan bebida para abortar, o amatoria, aunque no lo hagan con dolo, son sin embargo porque la cosa es de mal ejemplo, condenados a las minas los de baja clase, y relegados a una isla con pérdida de parte de sus bienes los de otra más elevada; pero si por ella hubiere muerto la mujer o el hombre, son condenados al último suplicio”ssss1.

De este modo, observamos cómo existía en Roma una clara alienación de la maternidad, encasillada como obligación, y del propio cuerpo femenino o venter, que llevaba a que la intromisión en dicho “cometido natural”, se presentase como un ataque a la institución familiar y al orden divino. Así las cosas, podemos ver cómo, por ejemplo, Sulpicio Severo utilizaba historias de mujeres embarazadas, tal es el caso de Prócula, embarazada de Prisciliano, para reflejar esta problemática. En este caso, la misma habría abortado tras ingerir unas determinadas hierbas, lo que la habría llevado al descrédito tanto a ella como a su entorno, incluyéndose en este a su marido, pues no habría sido capaz de hacer imponer su autoridad (Crónica, II, 48, 3).

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