Читать книгу Desde el suelo онлайн

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»Creo, Capu, que va siendo hora de que nos digamos buenas noches, porque se te cierran los ojos y no me estás escuchando, ¿verdad? Has comido bien, ¿sí? Yo no me quejo después de esta suculenta fabada de lata, ¡estaba exquisita! El viento arrecia y son casi las doce, y, como ves, poca gente queda por aquí. Todos se habrán ido a sus hogares calientes y dormirán en buenos colchones, pero ¿sabes una cosa? Aunque no lo creas, siempre hay alguien que está peor que nosotros.

Amaneció muy nublado, pero no llovía. Veintiuno de diciembre, ¡víspera del sorteo de la lotería de Navidad, el gordo! ¡Qué ilusión! Galindo casi podía ver la gran fila de gente que esperaba a que abriese la administración de loterías de Doña Manolita.

—Capu, voy al bar y vuelvo enseguida. Ya sabes, no te muevas.

Ambos se sentaron y consumieron lo que les dio aquel buen hombre del bar. Galindo abrió un periódico usado y comentaba en voz alta:

—Fíjate, Capu, las cosas que pasan en el mundo, ¡hay que ver! Para qué te voy a contar. ¿Te encuentras bien, Capu? Es que no te veo muy alegre. Ya sé, quieres que demos un paseo, ¿sí? Bueno, pues espera a que pasen los del riego. Ya sabes que como vean que no estamos, se llevan los cartones, y eso no puede ser.

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