Читать книгу Desde el suelo онлайн
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Recorrieron de nuevo el camino hacia arriba por la Gran Vía y en el trayecto percibieron un agradable olor a chacinas que procedía de una estupenda tienda de ultramarinos. Se detuvieron un instante ante el escaparate admirando aquellos jamones colgados del techo. Uno de los dependientes los observaba desde el interior del establecimiento con descaro y, haciendo un gesto insolente, les indicó que se alejaran.
—¿Ves, Capu, cómo nos tratan? Y eso que estábamos mirando, ¡figúrate si nos da por entrar! ¿Te acuerdas de lo que te hablaba cuando vivía en aquella casa de Málaga? Pues verás, ahora que veo pasar ese auto engalanado con lazos blancos y flores en el interior, que seguramente va a recoger a una novia, te voy a contar lo que sucedió cuando Carlos, el hijo de Rosalía, decidió por fin casarse…
Contraerían matrimonio en la iglesia de San Felipe Neri en calle Parras, cerca de donde vivíamos. Carlos decidió celebrar la despedida de soltero en pleno mes de agosto. Si mal no recuerdo, era el día 15 en la taberna Los Palomitos, justo al lado de la casa de Isabel en calle Alderete. Yo fui invitado. La fecha de la boda la ajustaron para finales de ese mes y el banquete tendría lugar en la casa de calle San Bartolomé. Todos los vecinos se esmeraron en adornarla con farolillos y cadenetas, y en el patio donde se encontraban los lebrillos comunes, Manolo, el carpintero, extendió un tablón que se utilizaría como mesa nupcial. Carlota, una beata que habitaba en la parte superior de la casa, prestó su pick up y una placa de La verbena de la Paloma. En el corredor colgaron mantones de colores y abanicos de papel; en los alambres de tender la ropa, banderitas del Tío Pepe y el Biscúter se ofreció a llevar a la novia a la iglesia.