Читать книгу Más allá de las caracolas онлайн

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—No pensé que lo conseguirías la primera vez, pero veo que no me he equivocado contigo y que puedes empezar el camino —afirmó un tanto enigmática.

A pesar de que sentía que había establecido con ella un vínculo de comunicación digamos energética, por llamarlo de alguna forma, notar el contacto de sus suaves manos y tenerla tan cerca revolucionó de nuevo mis neuronas y supongo que mis hormonas, a pesar de que pensaba que estas últimas se habían ido de vacaciones hacía tiempo. Tuve que cerrar los ojos para poder vencer el fuerte deseo de abrazarla. Seguro que se dio cuenta… Hoy sé que se dio cuenta, así que, sin soltar aún mi mano, se levantó, cogió la cesta y caminamos hacia la aldea. Total, que entre sensaciones neuronales, hormonales y demás «cacaos mentales», no me detuve a pensar en el significado de su última frase y, por lo tanto, no pude preguntarle a qué camino se refería.

Al llegar a mi casa no me dio opción a llegar a la puerta. Se colocó frente a mí, me dedicó una de sus seductoras sonrisas, me acarició una mejilla, me dio un beso en la otra y me deseó que pasase un buen día mientras yo hice un esfuerzo enorme para no colgarme de su cuello y besar su boca.

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