Читать книгу Más allá de las caracolas онлайн
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Con respecto a nuestra capacidad visual, también está muy limitada. De todas las radiaciones electromagnéticas, el ojo humano no percibe el ultravioleta, ni el infrarrojo, ni las microondas. Tampoco vemos la polarización de la luz, ni percibimos movimientos demasiado rápidos, ni somos capaces de ver con intensidades de luz muy bajas y podemos dañar nuestra vista con intensidades muy altas.
Es decir, que fuera de las escalas de audición y visión, tanto por encima como por debajo, ni vemos cosas que existen ni percibimos otros sonidos que también están ahí, porque nuestro cerebro no está preparado para ello. Esto no quiere decir que ese otro mundo que no vemos o no escuchamos no exista realmente. Por poner otro sencillo ejemplo, tampoco vemos las ondas de la radio o de la TV que viajan a través del espacio, pero gracias a un aparato preparado para captarlas podemos oírlas y verlas. Si tenemos en cuenta todo eso, no me parece nada disparatado pensar que puede haber otro tipo de manifestaciones o de realidades que no podemos captar porque no estamos facultados para ello, porque nuestro desarrollo no ha llegado a ese punto, porque nuestra especie se mueve en otra frecuencia o porque aún no hemos inventado ningún artilugio que nos permita entrar en contacto con ellas. El día que, gracias a nuestra futura evolución o a la ciencia, se pueda llegar a conocer y comprender esas otras posibles realidades que nos rodean, tendremos los fundamentos necesarios para explicar lo que llamamos milagros y los fenómenos paranormales.