Читать книгу Más allá de las caracolas онлайн

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—Pues no habías vuelto desde el día de la comida.

—Sí, es verdad, tienes razón. Pero he estado haciendo cosas y…

Yanira me interrumpió, tomando una de mis manos.

—No tienes que buscar disculpas. Nina es Nina y yo soy yo. Puedes venir a verme siempre que te apetezca sin problemas. Me agradas y me gusta mucho hablar contigo.

—Gracias, Yanira. Te aseguro que vendré a visitarte más a menudo. A mí también me gusta mucho hablar contigo.

—Sí, pero ahora querías hablar con Nina… No está y no sé cuándo volverá.

—Entonces ¿está fuera? ¿Dónde?

En ese momento apareció Lucía, a tiempo para oír mis preguntas.

—Alguien la necesitaba —explicó Yanira mirando a Lucía—. Vinieron a buscarla.

Noté algo extraño en las miradas de ambas, pero no pensaba marcharme de allí sin saber algo más.

—Pero ¿quiénes han venido a buscarla? ¿De la ciudad? ¿De algún pueblo?

—Sí —respondió con rapidez Lucía—. Está en una de las aldeas que hay cerca del parque natural. Posiblemente esté aquí mañana.

Aunque me pareció un poco raro, pues nunca había oído mencionar que Nina actuase como curandera fuera del pueblo, lo cierto es que saber que estaba fuera me tranquilizó y volatilizó todos los pensamientos y dudas de los días anteriores. «Pero también podía haberme avisado», pensé a continuación. Como si hubiese oído mi pensamiento, igualito igualito que su preciosa hija, Yanira indicó que habían venido a buscarla la misma noche que regresamos de la ciudad, lo que eliminó mi último reproche.

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