Читать книгу Salvados para servir онлайн
42 страница из 80
Antes de entrar por el portón, me salió al encuentro un muchachito a caballo que me preguntó:
−¿Eres Pedrito?
−Sí −le contesté.
Entonces volvió al galope hacia la casa gritando:
−¡Vino Pedrito! ¡Vino Pedrito!
Era Walter Arnoldo Guillermo Pidoux, “Tole”, el hermano de Jenny.
Apenas alcancé a bajarme de la bicicleta cuando la vi a Jenny venir corriendo, pero no a mi encuentro; había estado limpiando el gallinero, y quería entrar a su casa para limpiarse y peinarse antes de encontrarse conmigo. Pero extendí mi mano y la atajé. Se dejó tomar e intercambiamos un beso.
Después se preparó como quería, y me presentó a mi querido suegro, don Juan Pidoux. A doña Eloísa ya la había visto en Puiggari, pero ahora me di cuenta de que ellos ya me querían mucho. Pasamos un lindo día juntos “en familia”, y al día siguiente, otra vez en bicicleta, regresé a Rafaela.
¡Qué bendición el colportaje! Mi padre, por años había sido estudiante colportor, y otros tantos años director de colportaje, ahora Pedrito, estudiante colportor durante un verano… Realmente, deseaba imitar a mi padre.