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Sus labios no podían estar más rojos. Así que le dije, con tono de quererla perdonar.

–¿Que no te pintaste?

Y entonces me explicó que en todo el viaje desde Grutly hasta Felicia se había estado mordiendo los labios para que quedaran bien rojos, ¡pero que no se pintó!

La cena de bodas fue en la casa del tío Benjamín Pidoux, en el campo, en Grutly. La torta de bodas la hizo Edith Milagros Zanatta de Herbez, “Chichí”, la hija de doña Amelia, la bondadosa señora que me enseñó cómo hacer para llegar a la casa de Jenny, cuando fui en bicicleta por primera vez.

Cuando terminó la cena, Noel Herbez un querido primo de Jenny, el esposo de Chichí, nos llevó en su auto a Santa Fe, al hotel Castelar, reconocido como el mejor de la ciudad.

Allí, lo primero que hicimos fue leer 1 Corintios 13, el capítulo del amor, y después nos acostamos…

A la mañana siguiente tomamos el ómnibus para ir a Buenos Aires y luego a La Plata. En la casa del Pr. Bonjour nos estaba esperando mi hermana Violeta. Ella cursaba el Profesorado en Ciencias Biológicas y vivía entonces en lo de Bonjour, y ellos estaban de vacaciones.

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