Читать книгу Salvados para servir онлайн

62 страница из 80

Yo había planificado cuidadosamente dónde pasaríamos nuestra luna de miel. Sería en una cabaña, en el delta del Río Paraná. Yo había estado allí con un grupo de jóvenes acampando. La cabaña era de un miembro de la iglesia de Liniers. Hice los arreglos con él, y nos la prestó para la luna de miel.

Así que, al día siguiente fuimos en ómnibus al puerto de Tigre, y después en una lancha que nos llevó a la isla donde estaba la cabaña. Jenny había sugerido llevar algo de comida, pero yo le dije: “No, hay un almacén en la isla de enfrente, allí podemos comprar algo para comer”.

De todos modos ella se trajo un quesito. Después que llegamos a la cabaña, me subí al bote del dueño, y comencé a remar hacia el almacén. Jenny se quedó en la cabaña.

Me di cuenta de que yo remaba muy rápido, ¿o sería que la corriente era muy rápida y me estaba llevando? Lo cierto es que ¡me estaba alejando de la cabaña! Me di cuenta de que si llegaba al almacén, no podría volver porque la corriente era muy fuerte y me alejaba cada vez más. Así que remé para llegar a la orilla y volví caminando a encontrarme con Jenny, pero sin nada para comer.

Правообладателям