Читать книгу Más allá del ayer. Misioneros en África para Jesús онлайн
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Al comienzo mismo del viaje, el capitán había prevenido a sus pasajeros de los ladrones en los puertos. De hecho, muchachos de estos, ágiles, intentaban subir a las cubiertas superiores por sitios casi inaccesibles en el casco de la nave. Esto ameritaba mucho cuidado por parte de los tripulantes en medio del tumultuoso espectáculo que se desarrollaba alrededor del barco.
–¡Allí! –dijo Karl, quien había quedado absorto observando el caos, al punto que había olvidado seguir buscando a los secretarios de la Misión que debían sumarse al barco–. ¡Tienen que ser ellos! –exclamó al divisar a dos hombres vestidos de blanco y con cascos tropicales que estaban parados en la popa de una barcaza.
Remeros musculosos empujaban aquel bote. El hombre del timón dirigió hábilmente su embarcación para que esta bordeara la pared del barco y llegara hasta una larga escalera que colgaba por la borda y cuyos peldaños bajaban hasta tocar el agua. El último escalón era algo más ancho. En esta plataforma se habían ubicado dos marineros fornidos con el propósito de ayudar a los que iban a saltar desde la barcaza.