Читать книгу Más allá del ayer. Misioneros en África para Jesús онлайн

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–Por supuesto; y desde ya lo invito para una cena junto con los dos caballeros –contestó el marino.

Esa fue buena noticia. Karl pensó en que a los líderes de la Misión les gustaría tener ese encuentro privado con el capitán del barco y se alegró por la invitación.

Con el correr de los días y de la navegación, el clima se había vuelto realmente cálido y el sol era implacablemente fuerte. Tanto los pasajeros como el personal sacaron la ropa blanca de sus maletas. La tripulación instaló una piscina hecha de lona en la cubierta superior. Había una cantidad de tumbonas donde se podía leer y cada tanto tomar un refrescante baño en la piscina. ¡Aquello era, simplemente, una vida fantástica! Karl había hecho ya varios amigos muy agradables, entre ellos algunos que solo hablaban inglés, lo cual lo obligaba a practicar la lengua que había estudiado en forma intensiva durante los últimos meses. Otros habían estado ya por varios períodos en África y sabían dar consejos muy útiles.

En el barco, Karl dedicaba mucho de su tiempo al estudio del idioma, sobre todo porque se imaginaba que el secretario de misiones, Read –y quizás alguna otra persona con quien le tocara trabajar–, le hablaría exclusivamente en inglés.

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