Читать книгу Más allá del ayer. Misioneros en África para Jesús онлайн

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–Bienvenido, señor Ising! –dijo Karl a su compatriota.

–¿Eres el misionero Karl Noltze? –preguntó quien acababa de subirse al barco.

–Sí señor, lo soy. Estoy contento de que hayan llegado y me alegro de que todo haya ido bien.

Aquella experiencia, aunque simple, resultó grandiosa para un Karl que comenzaba a experimentar, aún sin haber llegado a Liberia, los primeros niveles de desarraigo. Aquel saludo, el cual comenzó con un apretón de manos propio de europeos, pero que siguió con un espontáneo y caluroso abrazo, le dio a Karl una sensación de protección. De repente, ya no estaba solo. ¡Qué momento tranquilizador, incluso tan lejos de casa!

Karl lo había sospechado. La conversación fue totalmente en inglés. Eso sí que significó para él esforzarse al máximo. Qué sabio le parecía ahora haber utilizado cada minuto libre durante el viaje para mejorar su nivel en la lengua anglosajona.

Una y otra vez, el misionero había practicado en su cabina en voz alta y había buscado el contacto con pasajeros de habla inglesa. Pero ahora enfrentaba una prueba de fuego en la materia. Read no entendía ni una sola palabra en alemán y le pareció totalmente natural conversar en inglés. Tampoco daba la impresión de que estuviera haciendo esfuerzo alguno para hablar algo más lento.

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