Читать книгу Incursiones ontológicas VII онлайн
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Estábamos en casa una mañana de un fin de semana, Salo quería algo que sabía que no podía tener y en su necesidad de querer tenerlo a como diera lugar, pasó por encima de la instrucción de su mamá y lo tomó de todas maneras; mi esposa, al ver esto, fue inmediatamente, le pidió que lo entregara, pero como era de esperarse no accedió a hacerlo, así que le quito el objeto dado que era delicado y podía romperse fácilmente, al hacer esto Salo se molestó mucho. Yo me encontraba en otro lugar de la casa y solamente escuchaba lo que estaba sucediendo, por mi cabeza solo pasaba el “Dios, otra vez, va a empezar esta muchachita a gritar”; en mí se genera en esos momentos un poco de frustración, me siento desganado, sin fuerza, como casi derrotado sin haber comenzado a hacer algo, por mi cabeza solo se pasan pensamientos como ¿por qué Salo no entiende esto para que no la regañen? o ¿qué más necesita para aprender que eso no se debe hacer? Esto claramente son preguntas que vienen de mis papas, recuerdo cómo ellos lo hacían constantemente cuando yo no hacía caso; volver a esto me da un poco de incomodidad, ¿Realmente tengo que repetí mi historia de vida? ¿Quiero que Salo apropie lo que yo viví? La diferencia es que en ese momento llegaba un golpe hacia mí para reprimir la conducta, pero de mi parte hacia Salo solo espero a que mi esposa, que es la que estaba a cargo en ese momento, tome la decisión que considere adecuada, o para corregirla o enseñarle que las cosas no se hacen de esa manera.