Читать книгу Incursiones ontológicas VII онлайн
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Interesante este punto, no lo había visto, hablo de represión anteriormente y esto que hacemos también lo es, enseñarle a hacer las cosas como nosotros las hacemos y no que ella explore cómo deben realizarse bajo unos lineamientos adecuados para que no suceda algo malo; interesante hallazgo, además. ¿Por qué esperar a que sucedan las cosas? ¿Por qué no generar posibilidades preventivas? ¿Hay que caer en el corregir exclusivamente? ¿Qué energía debo utilizar para prevenir? ¿Será que el actuar exclusivamente es la única vía que estoy contemplando?
Salomé, al ver que no podía tener lo que quería sostener y viendo que su mamá le había llamado la atención, comenzó a llorar desconsolada y salió corriendo a su habitación, a tirarse encima de una silla. Allí comenzó a gritar desaforadamente, comenzó a tirar las cosas que tenía a la mano, y en modo de protesta le decía cosas a la mamá como ‘no te quiero’, ‘quiero estar con mis amigos’, ‘déjame en paz’; en ese momento dejamos que se desahogara, con la esperanza que pudiera calmarse, pero siento yo, que como ella vio que no le pusimos atención, se regresó a donde estaba la mamá y comenzó a gritarle en la cara, a desafiarla, la encaraba fuertemente; esto ya no lo permitió mi esposa y fue inmediatamente a aplicarle un tiempo fuera; una cosas es protestar por algo que no le gusta y está en todo su derecho, pero otra cosa es que le falte el respeto a sus papás; mientras esto sucedía, yo solo me iba preparando para la “guerra”, salía de mi esa rabia, ira que se enciende cuando siento que inicia un espacio de este tipo, no había dentro de mí ni siquiera la esperanza de poder tomar otro camino de conciliación, repetía mi historia vivida. En el camino de mi esposa de tomar a Salo y llevarla a su silla para comenzar su castigo, Salo comenzó a gritar desgarradamente, a tirarse al piso, inclusive a manotearle y pegarle; yo no vi esto, me lo describe ella, pero continuaba en mí ese inicio de furia que ya se había antes habilitado. Escuchando todo lo que sucedía, comenzaba a subirse más una adrenalina fuerte, las pulsaciones de mi corazón cada vez eran más rápidas, mi respiración más corta, en mi cabeza comenzaban a generarse preguntas y juicios fuertes como ¿Y esta niña cree que va a pasar por encima de nosotros? ¿Acaso vamos a permitir que ella haga lo que le dé la gana? ¿Si esto hubiera pasado en mi caso hace años, ya me hubieran dado una paliza tremenda, que hago para no repetir lo mismo que me hicieron a mí? Aparece una ambivalencia fuerte de rabia extrema por el desacato y falta de respeto de Salome hacia nosotros y las ganas de no repetir lo que a mí me había pasado como hijo. En este momento, solo aparecían incógnitas, preguntas, entre el activar el modo fácil de vivir, la rabia, o entrar en un momento de conciencia, ¿Esto es realmente lo quiero enseñarle a ella? ¿Puedo mostrarle un punto previo a llegar al caos?