Читать книгу Nuestro maravilloso Dios онлайн

127 страница из 175

El caso es que la pregunta de su maestro impactó a Drucker durante toda su vida, al punto de que con frecuencia se la hacía a sí mismo y llegó a formar parte de sus charlas y sus escritos. ¿Por qué? Porque, en su opinión, esta pregunta lo animó a renovarse, a verse como la persona que algún día podía llegar a ser.

Tiene sentido. Siendo que vamos a pasar por este mundo una vez, ¿por qué no ser la mejor clase de personas que podamos: como estudiantes, amigos, trabajadores, esposos, padres...? ¿Por qué no esforzarnos siempre para hacer las cosas de la mejor manera que podamos?

Esforzarnos por llegar a ser la mejor clase de personas nos lleva a la segunda razón por la que conviene preguntarnos cómo queremos ser recordados: ¿Qué huellas dejaremos tú y yo a nuestro paso por este mundo? Por cierto, para dejar huellas, no se necesita ser una celebridad o un personaje famoso; solo basta con haber nacido.

Nuestras huellas quedarán en los lugares por donde pasamos, y sobre todo, en las personas con quienes tratamos. ¿Qué dirán esas huellas? ¿De qué hablarán?

Правообладателям