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¿Estás ahora mismo enfrentando alguna prueba dura? ¿Sientes que te caes bajo el peso de la carga que llevas? La promesa de Dios es que hay descanso para tu alma; no en el sepulcro, sino en este momento. Jesús, el Hijo de Dios, ahora mismo está muy cerca de ti, a la espera de que le permitas poner tu carga sobre su hombro. Ya lo dijo el salmista: “Deja tus pesares en las manos del Señor, y el Señor te mantendrá firme; el Señor no deja a sus fieles caídos para siempre” (Sal. 55:22, RVC). Así, pues, coloca sobre él todos tus pesares, tus angustias, tus temores. Nunca podrás agobiarlo, ni tampoco sobrecargarlo. ¿No dice acaso la Escritura que “la soberanía reposará sobre sus hombros”? (ver Isa. 9:6, NVI)

Gracias, Señor Jesús, por tu promesa de estar conmigo en medio de mis pruebas. En este mismo instante te entrego mis cargas, para que las lleves sobre tus hombros; y a cambio recibo tu yugo, tu descanso y tu perdón.

28 de febrero

El verdadero perdón

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).

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