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¡Gracias, Jesucristo, por las heridas del Calvario! ¡Gracias porque, pudiendo permanecer en el cielo, preferiste sufrir con tal de salvarnos! Además de declarar el elevado precio que pagaste para salvarnos, por “las edades eternas, las heridas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder” (El conflicto de los siglos, p. 732).

Gracias, Jesús, porque tus heridas nos dicen lo mucho que nos amas; y porque por tus llagas “fuimos nosotros curados”. ¡Bendito sea tu nombre, Señor, hoy y siempre!

2 de marzo

Dios continúa siendo fiel

“Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados” (Salmos 32:1, NVI).

¿Quién queda más agradecido al perdonársele una deuda: al que se le perdona poco o al que se le perdona mucho?

La respuesta la encontramos en el siguiente caso de la vida real, que relata Mark Finley. Es la historia de Steve y Kim, una pareja con problemas. Kim, la esposa, tenía un amante, y se proponía abandonar a Steve cuando ocurrió un hecho inesperado: Steve se ganó el premio de la lotería valuado en dos millones de dólares.

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