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–Y usted, ¿para quién trabaja?

Ya el rabino iba a responder, cuando cayó en cuenta de las implicaciones de la pregunta “¿Para quién trabaja usted?” Entonces, sacó de su billetera una tarjeta de presentación y, mientras la entregaba al vigilante, le dijo: “Amigo, aquí está mi número telefónico. Por favor, llámeme cada lunes en la mañana y pregúnteme: ‘¿Para quién trabaja usted?’ Prometo pagarle cinco dólares por cada llamada”. Según Kushner, este fue el secreto de Moisés: en medio de las pruebas más severas que un dirigente haya podido enfrentar, Moisés nunca olvidó que trabajaba para Dios; por lo tanto, nunca dudó de que la presencia de Dios siempre lo acompañaría.

Recuerda que trabajas para Dios. ¿Se te ha encomendado una obra especial de testificación en tu familia, en tu vecindario, en tu lugar de trabajo? Recuerda que trabajas para Dios. También recuerda que, sin importar las pruebas que tengas que enfrentar, es a Dios a quien sirves, y que él nunca te abandonará.

Padre, ayúdame a recordar hoy y siempre que no hay mayor honor en este mundo que ser un servidor del Señor Jesucristo.

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