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“Le escribo a modo de advertencia. Si por desgracia Italia entra en guerra y merced a ello, yo que soy una pobre madre viuda, me sienta privada de mi único sostén y de mi hermano que mantiene a mi pobre madre, le aseguro que la vida de Su Majestad, el Rey, y los miembros de su familia tendrán mala suerte, porque la maldición de todas las madres italianas caerá sobre sus cabezas como un rayo del cielo. Creo que la guerra no se llevará a cabo porque antes de la guerra vendrá la revolución, que en Italia es muy necesaria, y de ese modo se podrá erradicar esa maldita Casa Savoia que sólo trae desventura a Italia con todos esos ministros ladrones. Además, los propios soldados, son tratados como bestias. Tienen razón de venir a decir que bajo la Casa Savoia se está peor que en la casa del buey (“sotto Casa Savoia si sta peggio che in casa del Boia”). Si vinieran los alemanes estaríamos mejor que con el rey Victorio”.

Ya en medio del conflicto, tampoco cesaban los reclamos, como esta otra carta, también dirigida al rey de Italia:

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