Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
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Porque el estupor es un aturdimiento del ánimo al ver oír o sentir de algún modo grandes y maravillosas cosas; que en cuanto parecen grandes, hacen que todo aquel que las siente las reverencia, y en cuanto parecen admirables, les entran en deseos de saberlas. Y por eso los reyes antiguos hacían en su mansión magníficos trabajos de oro y piedras y de arte, para que quienes los viesen quedaran estupefactos, y, por tanto, reverentes y con deseos del honroso estado del rey. Y por eso dice el dulce poeta Estazio en el primero de la Historia Tebana que, cuando Adrasto, rey de los Argivios, vio a Polinicio vestido de una piel de puerco y recordó la respuesta que Apolo había dado por sus hijas, se quedó estupefacto; y así, más reverente y con más deseos de saber.
El pudor es un retraimiento del ánimo de toda cosa fea por miedo a caer en ella; como vemos en las vírgenes, en las honestas damas y en los adolescentes, que son tan púdicos, que no solamente cuando son requeridos o tentados de caer en falta, mas sólo con verse allí donde puédese tener la menor idea de amorosa complacencia, luego píntaseles el rostro de carmín o palidez.