Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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—¡Ahora es el momento…! ¡Sálveme! ¡Protéjame! ¡Usted y su familia son los amigos que busco! ¡No me abandonen en el momento decisivo…!

—¡Dios mío…! —exclamó el anciano—. ¿Quién es usted?

En aquel momento se abrió la puerta de la casa, y entraron Felix, Safie y Agatha. ¿Quién puede describir el horror y el asombro que sintieron al verme? Agatha se desmayó, y Safie, incapaz de ocuparse de su amiga, huyó de la casa corriendo. Felix se adelantó rápidamente y con una fuerza sobrenatural me apartó de su padre, a cuyas rodillas yo me había aferrado. En un arrebato de furia, me arrojó al suelo y me golpeó violentamente con un palo. Vi que estaba a punto de golpearme de nuevo cuando, sobreponiéndome al dolor y a la angustia, hui de la casa y, en medio de la confusión, escapé sin que me vieran y me oculté en el cobertizo.

¡Maldito, maldito Creador! ¿Por qué tuve que vivir? ¿Por qué en aquel instante no apagaste la llama de la existencia que caprichosamente me diste? No lo sé… La desesperación aún no se había apoderado de mí; solo tenía sentimientos de rabia y venganza. Podría haber destruido con placer la casa y haber matado a sus moradores… y haber saciado mi furia con sus gritos y su dolor. Cuando llegó la noche, salí de mi escondrijo y vagué por el bosque. Ya no me retenía el miedo a que me descubrieran, y pude dar rienda suelta a mi angustia con espantosos aullidos. Era como una bestia salvaje atrapada en un lazo, destruyendo todo lo que se le pone por delante y deambulando por el bosque como un ciervo viejo. ¡Oh…! ¡Qué noche más horrorosa pasé! Las gélidas estrellas brillaban burlándose de mí, los árboles desnudos me decían adiós con sus ramas, y aquí y allá el dulce canto de un pájaro rompía aquella absoluta quietud. Todo, salvo yo, descansaba o se alegraba. Yo, como el Demonio, albergaba un infierno en mi interior: y puesto que no encontraba a nadie que me comprendiera, deseé arrancar los árboles, sembrar el caos y la destrucción, y luego sentarme y disfrutar de aquel desastre.

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