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Dorothy les salió al encuentro y les agradeció sinceramente que hubieran salvado de la muerte a su amigo. Había llegado a tener tanto aprecio al León que se alegraba mucho de que lo hubieran rescatado.

Luego desengancharon a los ratones, los que se alejaron rápidamente en dirección a sus hogares. La Reina fue la última en irse.

—Si alguna vez vuelves a necesitarnos, ven al campo y llámanos —dijo—. Nosotros te oiremos y acudiremos en tu auxilio. ¡Adiós!

—¡Adiós! —respondieron los amigos, y la Reina partió corriendo, mientras que Dorothy sostenía con fuerza a Toto para que no fuera tras ella y la asustara.

Después se sentaron todos al lado del León a esperar que éste despertara. Por su parte, el Espantapájaros fue a arrancar algunas frutas de un árbol cercano para que comiera Dorothy.

CAPÍTULO 10

EL GUARDIÁN DE LA PUERTA

Pasó bastante tiempo antes de que despertara el León Cobarde, pues había estado mucho rato entre las flores, respirando su venenosa fragancia. Al fin, cuando abrió los ojos y salió del carro, se mostró muy contento de estar vivo todavía.

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