Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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—Soy Oz, el Grande y Terrible —manifestó la bestia con voz que era un rugido—. ¿Quién eres y por qué me buscas?

—Soy el Leñador de Hojalata. Por eso no tengo corazón y no puedo amar. Vengo a rogarte que me des un corazón para poder ser como otros hombres.

—¿Por qué habría de hacerlo? —preguntó la bestia.

—Porque yo te lo pido y sólo tú puedes conceder mi deseo. Al oírle, Oz lanzó un ronco gruñido y agregó:

—Si de veras deseas un corazón, tienes que ganarlo.

—¿Cómo?

—Ayuda a Dorothy a matar a la Maligna Bruja de Occidente. Cuando haya muerto la Bruja, ven a verme y te daré el corazón más grande, más bondadoso y más lleno de amor de todo el País de Oz.

Y, así, el Leñador se vio obligado a volver donde estaban sus amigos y hablarles de la terrible bestia que había visto. A todos les maravilló que el Gran Mago pudiera adoptar tantas formas diferentes.

—Si es una bestia cuando vaya a verlo yo —declaró el León—, rugiré con tal fuerza y lo asustaré tanto que tendrá que darme lo que deseo. Y si es una dama encantadora, fingiré echarme sobre ella para obligarla a obedecerme. Si es una gran cabeza, la tendré a mi merced, pues la haré rodar por todo el salón hasta que prometa concedernos lo que deseamos. Así que alégrense todos, porque las cosas saldrán bien.

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