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—Francamente, deberías estar avergonzado de ser tan farsante —dijo el Espantapájaros.

Se sentaron todos y le escucharon mientras les contaba el siguiente relato:

—Nací en Omaha...

—¡Vaya, Omaha no está muy lejos de Kansas! —exclamó Dorothy.

—No, pero está más lejos de aquí —manifestó él, meneando la cabeza con gran pesar—. Cuando crecí me hice ventrílocuo y me enseñó muy bien un gran maestro. Por eso puedo imitar el grito de cualquier ser de la naturaleza. —Maulló como un gato y Toto levantó las orejas al tiempo que miraba por todas partes, muy intrigado. Luego continuó Oz—: Al cabo de un tiempo me cansé de eso y me hice aeronauta.

—¿Y eso qué es? —quiso saber Dorothy.

—Se llama así a los que vuelan en globo los días de feria a fin de atraer a la gente y conseguir que compren entradas para el circo —explicó él.

—¡Ah, sí, ya sé!

—Pues bien, un día subí en un globo y se enredaron las cuerdas, de modo que no pude volver a bajar. El globo subió más arriba de las nubes, y tan alto estaba que lo atrapó una corriente de aire que lo llevó a muchísimos kilómetros de distancia. Durante un día y una noche viajé por el aire, y en la mañana del segundo día desperté y vi que el globo se hallaba sobre un país extraño y hermoso.

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