Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

752 страница из 1361

―Cuento contigo, doctora. En cuanto haya un sitio apropiado será para ti. No temas, no te faltará trabajo. Aunque tenga que romper algún hueso a alguien para proporcionártelo.

―No creo que te costara romperlos porque debes tener una fuerza colosal. ¿Permites que te toque el brazo? A ver… ¿No decía yo? ¡Eso son bíceps! ¡Mirad, mirad, muchachos, qué dureza y qué desarrollo!

Tom no pudo soportar aquel entusiasmo de Nan. Disimuladamente se retiró a la habitación contigua. Mirando las estrellas a través de la ventana dobló el brazo varias veces comprobando la consistencia de sus músculos, que dicho sea de paso dejaba bastante que desear.

Dan seguía hablando:

―No me entusiasma la idea de la granja. En cambio sí me gustaría hacer algo por mis amigos indios de Montana. Necesitan ayuda de verdad. Fueron engañados y llevados a unas tierras que nada producen, y muchos mueren. Como son una tribu pacífica nadie se ocupa de ellos. En cambio, los sioux que siempre están a punto de amotinarse consiguen del gobierno todo cuanto desean, porque les temen. Yo conozco la lengua de los de Montana y podría ser su agente. Además, teniendo como tengo algún dinero, creo que lo justo sería compartirlo con ellos. ¿No os parece?

Правообладателям