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―Ahí está lo mejor de nuestro gran rebaño. Faltan algunos para siempre. Otros están desperdigados por todo el mundo. Pero éstos son mi orgullo y mi consuelo.

―Realmente ―admitió Laurie― hemos de estar contentos comparando lo que son y lo que eran o prometían ser. El cambio se debe a la educación que les hemos inculcado.

―De las chicas se encarga Meg; ella es prudente, cariñosa y paciente y se aviene muchísimo con todas ellas. Los chicos son para mí. Pero debo admitir que cada día dan mayores quebraderos de cabeza. Crecen y se empeñan en volar. Es difícil retenerlos y en ocasiones totalmente imposible como lo fue con Jack y con Ned. Dolly y Jorge «Relleno» vuelven en ocasiones por aquí e incluso aceptan algún consejo. Ahora los que más me preocupan son los que van a salir al mundo. Emil tiene un excelente corazón, y a la larga, eso siempre ayuda. Nath es algo débil de carácter y en cuanto a Dan, ya lo ves, está todavía por domar.

―Dan es un chico que vale. Casi siento que se limite voluntariamente a ser granjero. Si se lo propusiera podría ser mucho más. Quedándose aquí…

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