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El apasionamiento y vehemencia de Dan se contagiaron a todos, especialmente por tratarse de remediar una injusticia y ayudar a unos necesitados. Jo, para quien la desgracia de los demás era insoportable, reaccionó con presteza.

―Hazlo, Dan, hazlo.

―Sí, sí. Hazlo ―aplaudió Teddy―. Hazlo y llévame contigo.

Laurie era más prudente. Por eso preguntó:

―¿Quieres ampliar más detalles? Así podremos aconsejarte si es o no convenientes.

En pocas palabras Dan contó cuanto sabía de los indios de Montana. Terminó emocionado:

―Son gente noble y valerosa, tratados injustamente. A mí me querían mucho. Incluso les debo la vida. Me llamaban Dan «Nube de Fuego», y mi rifle les tenía entusiasmados porque era el mejor que habían visto. Ahora pasan por unos momentos muy difíciles y me gustaría poder ayudarles.

Nadie se acordaba ya de Dansville. La nueva perspectiva les tenía ya completamente ganados, pero el señor Bhaer sugirió que como un agente solo poco podía hacer en favor de una tribu sería mejor procurarse primero alguna influencia. Entretanto, sería interesante estudiar el asunto de las tierras por si fuera conveniente.

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