Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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―¿Deseas formar parte del conjunto que actuará en un festival musical en Londres? Yo creo que te será conveniente en todos conceptos.

―¿Usted cree que estoy preparado para ello, profesor?

―Lo afirmo categóricamente.

―Entonces, por mi encantado. No sé cómo expresarle mi agradecimiento. ¡Es tanta mi alegría!

―Hay un modo de agradecer las oportunidades: haciéndose digno de la confianza de quien nos las proporciona.

Nath comprendió perfectamente el alcance de estas palabras. Serenamente, pero con una firmeza de la que antes no parecía capaz, contestó:

―Seré digno de esta confianza.

La excursión a Inglaterra y la ocasión que le brindaba en su carrera parecieron a Nath una dicha insuperable. Sin embargo, la vio aumentada aún con la visita que le hicieron Emil y Franz, y sobre todo cuando se enteró de lo del naufragio.

Los tres «hermanos», como se llamaban entre sí los muchachos de Jo, vivieron horas de feliz camaradería, y Nath tuvo la íntima satisfacción de demostrarles que se había superado a base de sacrificios, de modo que su mal principio era cosa olvidada.

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