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―No. No lo sé.

―¿Qué dijo «Medio-Brooke»? ―preguntó «Relleno».

―Contestó con absoluta seguridad en sí mismo: «El hombre que se extravía… es porque quiere extraviarse». Nada más que eso.

Aunque exteriormente los dos muchachos procuraron «encajar» el sermón como hombres duros y curtidos en su fuero interno dieron a Jo toda la razón.

En consecuencia también se formularon un propósito de enmienda, que era precisamente lo que ella deseaba.

CAPÍTULO XVII

ENTRE LAS MUCHACHAS

Aunque la historia se refiere casi exclusivamente a los muchachos de Jo, sus vidas se relacionan íntimamente con las chicas, por cuyo motivo no puede dejárselas de lado.

En Plumfield, pequeña república, las muchachas tenían puestos adecuados a su valía personal, y tanto su formación espiritual como cultural las preparaba para ocupar dignos cargos en la vida de sociedad.

Esto no suponía ni un desprecio ni un abandono siquiera de las tradicionales labores de la mujer.

Buena prueba de ello era una de las costumbres establecidas: la costura de los sábados.

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