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Esto impresionó más a las muchachas que cuanto pudieran decirles en su casa en cien sermones. Aquello probaba que gentes que valían mucho consideraban a los necesitados como hermanos.

Cuando lady Ambercrombie se despidió lo hizo amablemente, saludando una por una a todas las muchachas e interesándose por sus trabajos, a los que acertó a elogiar según lo merecían.

Nuevamente solas, quedó en ellas la impresión de que acababan de recibir una lección bellísima: la del amor a los semejantes.

CAPÍTULO XVIII

DÍA DE APOTEOSIS

El buen tiempo se sumó a la festividad del día. En el ambiente todo era luz, color y alegría.

Flores y gallardetes adornaban el colegio Laurence. Los alumnos, ataviados con sus mejores galas, esperaban con ilusión el acto de la entrega de premios y cuanto rodeaba la ceremonia.

Representantes de otros centros escolares, personalidades distinguidas y familiares de los alumnos acudían a distintos lugares, convirtiendo el colegio en el corazón de la zona, que irradiaba vida e ilusión.

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