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De esta forma dijo a John que debían tener paciencia porque eran muy jóvenes, y porque dos viejecitos esperaban que se les endulzasen los últimos días de su vida; pero que aquella espera fortificaría sus esperanzas en un futuro feliz.
Cuando la canción terminó, John se acercó a ella.
―Estás muy acalorada. Necesitas tomar un poco el aire.
Salieron al jardín, donde conversaron durante largo rato. Entre los dos quedó el secreto de la conversación.
Aquella noche, John comunicó la buena nueva a su familia. Meg, Daisy y Jossie le felicitaron con gran alegría, haciendo algo suya la felicidad del muchacho.
Cuando ya iban a acostarse, Meg retuvo a Daisy.
―Cuando vuelva Nath, también tú tendrás flores blancas, hija mía.
Daisy correspondió con un impetuoso abrazo y unas lágrimas de alegría.
CAPÍTULO XX
VIDA POR VIDA
La estancia de Franz y Emil. En Plumfield, con sus respectivas esposas, sirvió para que las mismas se identificaran totalmente con sus nuevos familiares.
Ludmilla era una verdadera ama de casa con múltiples habilidades. María tenía un don, adquirido en sus múltiples viajes, que la hacía adaptarse instantáneamente a todos los ambientes y ser siempre una compañera ideal.