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Tía Jo llegó a la conclusión de que podía despreocuparse bastante de los dos muchachos, porque con tan excelentes compañeras habían de tener un buen sostén en todas las circunstancias de la vida.

Las relaciones de John y Alicia satisfacían a toda la familia. Todos estaban de acuerdo que por su extremada juventud debían esperar todavía. Ellos esperaban, pero eran completamente felices con esa esperanza.

También las cosas se arreglaron para Daisy. Instantáneamente había recuperado su perdida alegría. Era otra vez la muchacha cantarina, jovial y animada que siempre fue.

Jossie vivió la dicha, para ella inmejorable, de pasar un mes en la playa con la señorita Cameron, de la que aprendió muchísimo.

Tom y Dora seguían desconcertando a la gente. Hablaban, se les veía juntos, pero no concretaban nada. Tom parecía más irresoluto que nunca.

O sea que, en general, las cosas marchaban bien para los muchachos y, por tanto, la tranquilidad de Jo iba en aumento.

Había una excepción solamente: la constituida por Dan.

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