Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
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―También a mí me gustó su actuación. Vale mucho Alicia. ¿Tú crees que John siente por ella…?
―Seguro que sí. No podría negarlo. Sin embargo, nada me ha dicho. Yo creo que es porque tiene pocas esperanzas y prefiere reservárselo para sí. Deseo que todo le salga bien.
―No debiera de ser de otra manera, Daisy. ¿Qué muchacha con sentido común puede rechazar a nuestro John? ¿Hay algún joven mejor que él?
―No, mamá.
―Seguramente no sabes lo último que ha hecho. Ha gastado todos sus ahorros para pagar una operación al pobre Barton, que se estaba quedando ciego. Ni yo lo hubiera sabido de no haberme enterado en forma casual. ¿Te das cuenta?
Alicia se emocionó al oír aquello. Por esto perdió algunas frases de la conversación. Luego siguió escuchando:
―¿A ti te gustaría Alicia, madre?
―Muchísimo. No he conocido muchacha más completa que ella.
―Es una suerte. Así John no conocerá la pena que yo conozco. Si su elegida te gusta a ti…
Alicia oyó entonces un rumor indefinido. Pensó que con toda seguridad madre e hija estaban abrazadas y quizá de ello saliera una tolerancia de Meg para Nath.